Durante años cientos de personas regresan cada lunes a la Dirección Municipal de Vivienda en busca de una solución para sus trámites. Para ellos se ha convertido en un laberinto terminar sus procesos.
De diez de la mañana a siete de la tarde atienden al público. Los cienfuegueros se quejan de la demora en la atención, las infinitas explicaciones que no resuelven su problema y hasta la pérdida de sus documentos.
Alrededor de mil 200 expedientes están atrasados pues venció el plazo establecido de sesenta días para viabilizar el trámite. Según conocimos en ese lugar hubo déficit de personal jurídico que realizara el trabajo, es decir, contaban con muy pocos abogados, situación que intentan enmendar ahora gracias a las posibilidades del pluriempleo.
Sin embargo, aunque el director no admitió el extravío de documentación, sí reconoció que los papeles de muchas personas estaban desordenados o en los lugares indebidos.
Por una u otra razón, lo cierto es que algunos llevan más de ocho años sin conseguir poner término a la espera. Son víctimas del incómodo peloteo sin que nadie les ofrezca una respuesta definitiva. Quizá la población no tiene el conocimiento necesario en cuanto a trámites legales, pero creo que tampoco se lo facilitan.
En la última visita a ese sitio, encontré un anciano de 91 años a quien le concedieron un subsidio, mas luego de pagar refrigerador, electricidad y otros pagos mensuales solo se queda con cuarenta pesos, monto insuficiente para rehacer su vivienda. Así las cosas, para todos deviene laberinto sin salida realizar trámites en vivienda.
El guijarro y la estrella 